Los diamantes se forman a partir de átomos de carbono dispuestos en una estructura de cristal muy rígida y estable. Se formaron a unos 150 - 200 Km. debajo de la superficie de la Tierra hace aproximadamente miles de millones de años.
En las condiciones de intenso calor y presión de esas profundidades, los átomos de carbono se cristalizaron y se convirtieron en diamantes entre las rocas.
Debajo de los diamantes, en una parte de la Tierra llamada manto terrestre superior se formó la roca fundida que se denomina “magma”. Este magma se abrió camino en forma ascendente y fundió la roca con diamantes.
Los diamantes en sí, al ser muy resistentes a las altas temperaturas fueron llevados hacia arriba. Una parte del magma erupcionó a través de la corteza de la Tierra, y otra parte quedó dentro de la corteza, y se solidificó en conductos de roca con los diamantes incrustados.
Los diamantes se pueden extraer mediante técnicas de minería aluvial, a cielo abierto y minería subterránea. Una vez extraído, el diamante en bruto se lleva a una planta de procesamiento donde se tritura, limpia y se seleccionan las partículas del mineral en ese momento.
La producción de diamantes tienen entre 1 y 30 mm de tamaño. Mediante una técnica denominada separación de medios densos (DMS, por sus siglas en inglés) se separan los diamantes de otros minerales pesados dentro del residuo del mineral menos denso. Los diamantes pueden separarse de otros minerales del concentrado mediante un clasificador de rayos X.
A la luz de los rayos X, los diamantes son fluorescentes. Los destellos de luz que emiten disparan una explosión de aire que separa sólo a los diamantes del concentrado. Los diamantes luego se limpian, lavan y pesan, y están listos para su clasificación y valuación para la venta.
Fuente del artículo: riotinto.com
Pingback: ¿Cómo funciona una bicicleta? - Los Por Qué