Dios – ¿Por qué la ciencia niega a Dios?

Por qué la ciencia niega a Dios

Pues, la ciencia no necesariamente “niega” a Dios, sino que sería más apropiado decir que Dios se encuentra en un ámbito inconciliable respecto al método científico. Parece complicado, pero es bastante sencillo. Aquí vamos a aclarar en breves palabras porqué Dios queda relativamente fuera de la ciencia y nos aproximaremos a las razones por la cuales la ciencia no puede probar o negar la existencia del mismo.

 

Ciencia y Dios, Filosofía y Teología

El mundo académico –como se suele denominar al ámbito científico- se basa en propuestas metodológicas que fueron afianzadas con un pensador llamado Augusto Comte, el padre de la doctrina positivista. La misma estipula que la ciencia y la información que deriva de los estudios es la única fuente de todo conocimiento “autorizado”, y que existe un conocimiento válido (verdad) sólo en este conocimiento derivado. Lo válido entonces es la información que se ha tratado por medio de la lógica formal, los procesos matemáticos y reportes exhaustivos o detallados de experiencias sensoriales –lo que se denominará “evidencia empírica-. De esta manera, Comte sostiene que el mundo se desenvuelve por medio de “leyes absolutas”, así como también lo hace la sociedad.

Revolucionario, su aporte incluyó a las ciencias llamadas “blandas” –las sociales- en un paradigma que podría poner sus aportes en un contexto fehaciente y, con ello, producir este “conocimiento válido”. Pero, por sobre todo, sentó las bases para el método científico que desde ese entonces –siglo XIX- se ha desarrollado.

Por otra parte, Dios se encuentra en otro “ámbito”, denominado el ámbito de la fe. Ésta es la principal distinción de base entre Ciencia y Religión. La primera se basa en “lo demostrable”, mientras que la segunda se ocupa de conocer al ser –o seres- superior por medio de la fe. Es también la diferencia crucial entre filosofía y teología, siendo una el estudio de los problemas fundamentales del hombre y el mundo; mientras que la teología se ocupa del conocimiento de Dios y todo lo que se relaciona a Él, en definitiva, el estudio de “lo divino”.

Pero lo curioso es que, si bien desde el punto de vista “operacional” ambos son excluyentes, de hecho muchos científicos no sólo afirman la realidad de Dios, sino que a su vez lo encuentran fuente de inspiración para sus estudios.

ciencia y fe
Relación entre ciencia y fe

 

¿La Ciencia refuta a Dios?

Campos científicos como la biología, la física, las matemáticas, la ingeniería y la medicina nos ayudan a entender el mundo, pero hay mucho de la vida que sigue siendo un misterio. Si bien la ciencia ha ganado múltiples batallas y acumulado numerosas victorias desde la época comtiana hasta nuestros días, “el problema de Dios” sigue siendo uno de los misterios fundamentales sin resolver.

La ciencia es maravillosa, pero no nos ha revelado por qué el universo comenzó a existir ni lo que precedió a su nacimiento en el Big Bang, como muchas otras incógnitas. Sabemos que hace más de 13.000 millones de años, una explosión gigantesca de energía, cuya naturaleza y origen son totalmente desconocidos para nosotros, inició la creación de nuestro universo. Entonces, de repente, como por arte de magia, la “partícula de Dios”, lo que Higgs descubrió hace dos años en el interior poderoso acelerador de partículas del CERN, el Gran Colisionador de Hadrones, llegó a existir y milagrosamente dio al universo su masa.

colisionador de hadrones
Gran Colisionador de Hadrones

 

Los científicos de corte ateo han luchado para explicar este misterio inquietante que sugiere la existencia de un “multiverso” –conjunto infinito de universos, cada uno con sus propios parámetros-. En algunos universos, las condiciones serían incorrectas para la vida; sin embargo, por el gran tamaño de este multiverso, debe haber un universo en el que todo es correcto. Pero si se necesita un inmenso poder de la naturaleza para crear un universo, entonces ¿cuánto más poderosa será la fuerza necesaria para crear un número infinito de universos? Así es cómo el multiverso puramente hipotético no resuelve el problema de Dios. Lo cual presenta el argumento más poderoso de la existencia de una entidad creadora inmanente que bien podemos llamar Dios.

A falta de pruebas convincentes científicas de lo contrario, por el momento sólo nos resta admirar el hecho de que la impresionante facultad para forzar todos los parámetros que necesitamos para nuestra existencia -cosmológico, físico, químico, biológico y cognitivo- sería inmensa.

Son las grandes preguntas de la vida. Ciencia y religión son dos caras del mismo profundo impulso humano para comprender el mundo, para conocer nuestro lugar en él, y para admirar la maravilla de la vida y el cosmos infinito que nos rodea. Así es como viven hoy día Ciencia y Dios, como espacios complementarios, encargándose de dar sentido a un mundo inmenso y emocionante, desde dos ámbitos diferentes.

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