Aunque suene romántico y hasta cursi, la sensación de “mariposas en el estómago” es muy gráfica para describir la sensación de los primeros encuentros cuando una persona nos ha enamorado. Esta sensación, además, puede experimentarse en otras situaciones excitantes y emocionantes.
Pero la realidad es que la explicación a esta sensación, es mucho menos romántica de lo que se supone. Lo cierto es que nuestro estómago está estrechamente relacionado con nuestro cerebro. Nada extraño. Sabemos que es fácil perder el apetito ante una situación angustiante o triste, que algo que nos enoja nos produce acidez, o que una situación desagradable nos “revuelve” el estómago.
Este vínculo entre el aparato digestivo y el sistema nervioso es cada vez más estudiada, y se supone más estrecha de lo que pensábamos. Es lógico entonces que ante situaciones de estrés prolongadas en el tiempo se generen dolencias como úlceras estomacales o el síndrome de intestino irritable, entre otras.
Lo que ocurre al sentir “mariposas en el estómago”, es una respuesta al estrés. Encontrarnos con esa persona especial – o enfrentar cualquier situación muy significativa para nosotros – produce una respuesta de estrés en nuestro organismo, es decir que se prepara para la lucha o la huída.
En esta situación, aumenta el estado de alerta y se incrementa la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria. En forma paralela, el sistema nervioso estimula las glándulas suprarrenales, que liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, que son las relacionadas con situaciones estresantes, y que producen tensión muscular y sudoración.
Así, los músculos se preparan para atacar o huir, y el sudor enfría nuestro cuerpo para hacerlo más eficientes. Son mecanismos primitivos, que no distinguen entre un peligro real y una situación que solamente nos intimida un poco – aún cuando esa sensación sea agradable, como en el enamoramiento. Los músculos lisos del estómago son extremadamente sensibles durante la respuesta de lucha o huida, y es esa la sensación de “mariposas en el estómago”.
Investigadores actuales se refieren al estómago como el "segundo cerebro", en base a los hallazgos que señalan que en el intestino existen 100 millones de neuronas que lo vinculan con el cerebro, conocido como el eje cerebro-intestino.
Si la sensación de ansiedad es muy fuerte, pueden generarse náuseas. Esto se debe a que la adrenalina detiene temporalmente la digestión, para redirigir el flujo sanguíneo más abundante hacia las extremidades, para luchar o huir. Por eso es que situaciones de temor o peligro extremo, pueden hacer que una persona vomite o no controle sus esfínteres.
Si una situación de estrés es muy recurrente, puede ocurrir que realmente comiences a experimentar patologías digestivas, o que desarrolles un trastorno de ansiedad. Si las mariposas son muchas y muy frecuentes, es una señal de tu cuerpo de que debes parar y tratar de relajarte, para preservar tu buena salud.