La cuestión se ha planteado una y otra vez. Y me parece que nunca hemos tenido una respuesta satisfactoria respecto al tema de si el hacerse un tatuaje duele o, como aseguran muchas personas con uno, es sólo una pequeña molestia la que se siente. De modo que, el dolor del tautuaje, ¿es una cuestión de miedo o de verdadero dolor?
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El factor del dolor vs. el factor del miedo
Para comenzar, podemos decir que es cierto que los tatuadores profesionales y "coleccionistas de largo plazo". Tienden a veces a olvidar lo que significa era estar en el otro lado de la silla por primera vez. Aunque no hay manera de que una persona en específico determine cuánto pueda llegar a dolerle a otra. Podemos hacer un esfuerzo para determinar un punto medio para decidir si duele "mucho" o "no tanto como aparenta".
Porque es cierto que todo el mundo tiene un umbral de dolor diferente. Lo que una persona considera que no es doloroso en absoluto podría ser devastador para otra. Algunas personas describen la sensación de la aguja tatuadora como un "rasguño caliente". Otros han dicho que era "molesto". La mayoría dice que no fue tan malo como se esperaba. Lo cual puede indicar que la primera vez que nos sentamos en la silla esperamos la pena de muerte. Y, ante el resultado, consideramos que no era tan malo; pero si puede seguir siendo doloroso. Es apropiado recordar que, gracias al movimiento propio de la aguja, las zonas de la piel en contacto directo con el hueso (así también como las zonas donde encontramos tendones) serán, de por sí, más dolorosas al tatuar que las que tienen sólo grasa y músculos.
Desmayos y Lágrimas
Puedes haber oído historias de horror acerca de la gente que ha pasado para ver a su amigo tatuarse. Llegando desde llantos y la ocasional lágrima, el "espera un poco, espera un poco" y descansar unos segundos; hasta el fatídico desmayo. En primer lugar, las personas se desmayan porque su nivel de azúcar en la sangre baja por no comer. O simplemente se dejan llevar por "el aspecto visual" de la experiencia y su propio miedo les deja fuera de combate.
Por lo general el dolor no es el culpable cuando alguien se desmaya durante una sesión de tatuaje. En lo que respecta al llanto, es cierto: hay algunos que encuentran el dolor insoportable. Estas personas son pocas y las experiencias distan entre sí; por lo que no debemos asumir de primeras que nosotros somos uno de ellos.
Vale la pena aclarar que, si pretendes tatuatre toda la espalda, te espera una sesión de 8 a 12 horas. Generalmente algunos tatuadores suelen partirlas en 2 o 3 sesiones. El continuo ir y venir de la aguja no sólo te dolerá, sino que espere la ocasional lágrima sin duda. Ahora, si estamos ante nuestro clásico tatuaje de 1 hora en la línea de bikini, no tendría que haber mucho problema. Así que, no cedamos a las historias de horror (que a ciertas madres les encanta compartir) y dejemos de infundir temores inexistentes.
El miedo a las agujas o sangre
Si tienes miedo a las agujas o a la sangre, hacerse un tatuaje no va a ser fácil. Sin embargo, me gustaría señalar que las agujas del tatuaje no entran en la piel profunda como muchos temen. En realidad, sólo penetra en alrededor de 1/16 de pulgada. Otra cosa que puedes hacer es conseguir tu tatuaje en alguna parte de su cuerpo donde no serás capaz de ver el trabajo que están realizando. Esto ayuda a algunos a vencer el temor, por no llegar a ver la aguja directamente. Ya que algo de sangre saldrá, y el tatuador la irá limpiando regularmente durante la sesión para poder continuar trabajando sobre la piel.
Las agujas se mueven en un movimiento hacia arriba y hacia abajo, empujando cuidadosamente la tinta debajo de la superficie de la piel. El daño a su piel es tan mínimo que muchas personas no sangran en absoluto (o muy poco). Todo se hace de una manera muy limpia y profesional; siendo el sangrado excesivo algo no habitual, sólo encontrado cuando la persona ha estado bebiendo mucho alcohol, tomando anticoagulantes (como aspirinas) o antiestamínicos, fumadores u alguna otra actividad que nos diluya la sangre.
El dolor del tatuaje
Personalmente, considero que el dolor del tatuaje no se compara con el de un piercing en algún lugar inusual. De hecho he observado a muchas personas picarse la piel con las uñas cuando están nerviosos (actividad que no podría hacer yo mismo). Considero que el dolor de un tatuaje es menor al de pellizcarse con las uñas en la piel. En muchas oportunidades me ha causado gracia escuchar a muchas mujeres afligirse del dolor de un tatuaje. En conocimiento de que están acostumbradas a depilarse regularmente, un dolor casi equiparable al del tatuaje.
De esta manera, vamos concluyendo que el mito del dolor en el tatuaje es, en la mayoría de los casos producto de un simple temor, mezclado con ansiedad. Lo que no quita que recopilemos la mayor cantidad de información posible para estar preparados y conocer el proceso de manera íntegra. De modo que podamos requerirle a nuestro tatuador todas las condiciones higiénicas necesarias. Podamos tener una recuperación en la zona tatuada íntegra y sin problemas. Y, lo más importante, podamos determinar lo que se puede hacer y no en términos de diseño (aumentando nuestras chances de llegar al mejor tatuaje que podamos hacernos).